Las ventanas de aluminio ofrecen más opciones estéticas y arquitectónicas que las de plástico (PVC)
Los estudios de arquitectura lo tienen claro: el aluminio.
Dentro de los más prestigiosos estudios de arquitectura, el aluminio es el elegido. ¿Por qué? Por ser un material que permite por un lado infinidad de colores y acabados y por el otro múltiples soluciones arquitectónicas. Esto permite a los arquitectos, decoradores e interioristas trabajar con libertad de creación.
El aluminio es versátil, estable y encaja perfectamente con cualquier diseño que nos hayamos planteado.
Por sus propiedades intrínsecas de dureza, permite crear ventanas en las que el perfil es más estrecho, no sin eso afectar al peso del cristal que debe soportar. El resultado son ventanas más diáfanas, limpias y con diseños más mínimal.
Los distintos sistemas de aluminio permiten mayores posibilidades de diseño y construcción, con diversidad de aperturas y tipologías para crear nuevos espacios con ventanas.
Podemos trabajar con acabados estéticos bicolores, es decir, en un color para el exterior y otro para el interior y así seguir con la tónica del diseño establecido. Las opciones y combinaciones son muchísmas.
El aluminio se puede lacar de infinidad de tonos y colores, sobretodo con colores metálicos. Permite acabados mates, brillos, texturados e incluso con efecto de madera que le sorprenderan.
En resumen, el aluminio permite crear más perfiles y por lo tanto, más formas. Esto se traduce en un mayor número de soluciones para proyectos de arquitectura y diseño de interiores.